La explicación más fehaciente señala que muchos marineros que llegaron a Veracruz —embarcados con engaños en la playa de La Jara, en Cádiz— desertaron y se establecieron en la región de El Sotavento, donde se acuñó el vocablo que perdura hasta nuestros días
Por: Ricardo Homs
Muchas explicaciones hemos escuchado respecto del origen del gentilicio "jarocho". Desde lo referente a la vinculación con el vocablo árabe “jara”, que en México se dice que significa una flecha o una lanza —e incluso la vara o garrocha con que los arrieros guiaban a los animales en sus travesías— y, por tanto, la posibilidad de que quien utilizaba este tipo de instrumento se denominase "jarocho".
También se dice que "jarocho" era la denominación de los lanceros afroamericanos de piel oscura en las organizaciones militares que cuidaban las costas de la Nueva España —hoy Golfo de México— durante la época virreinal.
Otros más dicen que era la denominación para los indígenas de la región del Sotavento veracruzano, quienes pescaban con flechas.
Parece ser que el eje de este gentilicio siempre se ha vinculado a las flechas o lanzas, dando por sentado que la palabra “jara” es un vocablo árabe relativo a este artefacto.
Sin embargo, la verdadera acepción de “jara”—documentada— nos refiere a un tipo de arbusto muy popular en el centro de España. También se da ese nombre a la vegetación.
Otra versión refiere que "jarochos" eran los esclavos libertos que vivían fuera de la muralla que protegió a la Ciudad de Veracruz desde 1684. Ésta fue construida después de la invasión del corsario Laurens de Graaf —llamado también "Lorencillo"— y demolida a partir de 1880.
Sin embargo, la explicación más fehaciente llego a través de una revista editada en Sanlúcar de Barrameda, que un amigo español obsequió a Jorge Homs a inicios de los años 90 del siglo XX, donde un artículo titulado “Dárselas con queso” relataba que los navíos que salían de Sevilla rumbo a Veracruz —en el periodo virreinal— bajaban por el río Guadalquivir para llegar a la playa de La Jara, donde el afluente desemboca al mar Atlántico.
Ahí generalmente se hacían las últimas contrataciones de marineros, a los cuales se les prometían grandes beneficios que difícilmente se cumplían, para compensar una travesía tan peligrosa como incómoda, de 109 días de duración total —incluyendo escalas— y 52 días de navegación.
La alimentación era deficiente para los marineros, que durante los últimos días de la travesía tenían que conformarse con pan duro y queso viejo, por lo que, para describir el engaño, se acuñó la frase “y se las daban de queso”.
De ahí que, al llegar a las costas de Veracruz y atracar en los muelles de la fortaleza de San Juan de Ulúa, estos marineros —para no regresar en esta difícil travesía— desertaban y huían tierra adentro para no sufrir represalias, llegando seguramente a la región denominada Sotavento, donde se asentaban, se casaban y formaban una familia para el resto de su vida.
Con los años, su origen "jareño" se transformó en el vocablo “jarocho”, que perdura hasta nuestros días.
Actualmente se puede visitar la playa de La Jara, que está compartida por dos municipios ubicados en la provincia de Cádiz, parte de la comunidad autónoma de Andalucía, España.
Esta playa pertenece en su mayor parte a Sanlúcar de Barrameda y colinda con Chipiona, frente al arrecife Salmedina, homónimo de la isla ubicada frente a Antón Lizardo, en el municipio de Alvarado, en el estado mexicano de Veracruz.
A su vez, muchas de las manifestaciones culturales —como el vestido autóctono— de la zona de El Sotavento, nos remiten a esa región española de la provincia de Cádiz, de donde seguramente proviene la identidad del término "jarocho", gentilicio con el que hoy se identifica a los habitantes de la Ciudad de Veracruz y regiones aledañas.
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